En Tatuaje, un hombre «joven y rubio, tostado por el sol» aparece flotando cerca de la playa. «Los peces se habían comido las mejillas y los ojos», pero conservaba un tatuaje: «He nacido para revolucionar el infierno». Así comienza la novela con el primer caso, como detective privado, de Pepe Carvalho (el personaje había aparecido anteriormente en Yo maté a Kennedy)
Carvalho recibirá el encargo de investigar «quién era ese hombre». El mandante: del dueño de la peluquería Queta. El precio: cien mil pesetas, «gastos aparte». Al mismo tiempo, se producirán redadas en todos los locales de alterne de Barcelona llevándose detenidas a las prostitutas. Charo, la pareja de Carvalho, que ejerce también el oficio de la calle, se salvará por tener clientela limitada y recibir en su casa. Sin embargo, por solidaridad, dará cobijo a dos prostitutas que han escapado de la represión policial.
Carvalho tirará de su principal informador (Bromuro) visitará a tatuadores, prostitutas y viajará a los Países Bajos siguiendo la pista de ese antiguo inmigrante que trabajó en la Philips de La Haya. En la cabeza de Carvalho resonará siempre la canción de Rafael de León que hablará de «hermoso y rubio como la cerveza». El que conozca la canción, sabrá cómo acaba la novela.
En Holanda se encontrará con sus antiguos compañeros de la CIA. Aunque no añorará en absoluto su pasada profesión. En su nueva vida como detective «había variantes notables y agradecidas. Las cien mil pesetas que le pagaba el señor Ramón era la más notable. Y luego la leyenda del tatuaje, un desafío de príncipe renacentista en el cuerpo de un obrero emigrado, venido primero a macarra y finalmente a hombre pez sin rostro, con misterio de animal anfibio sin rostro ni señas de identidad»
Carvalho no es el detective al uso de las novelas clásicas, como el autor señala «Carvalho no quería extremar la sorna, ni comportarse como un personaje de Chandler enfrentado a un policía de Los Ángeles tonto y brutal. Entre otras cosas porque el inspector no era un policía de Los Ángeles tonto y brutal y él no era un personaje de Raymond Chandler» Según avance en sus pesquisas, se irá complicando el asunto y revelando información que le habían ocultado otros personajes. En ningún caso se le quitará el apetito, ni las ganas de cocinar (caldeirada, gigot braseado…) ni si buen gusto por el vino. Igualmente mantendrá su relación con Charo de la mejor manera posible, aunque no siempre coincidan sus opiniones. Montalbán nos muestra Barcelona con sus barrios y sus gentes y lanza una mirada crítica, social y política hacia todo lo que le rodea. Esa mirada que influirá posteriormente a otros autores, como Márkaris cuando comenzó su serie del teniente Jaritos.
Dos curiosidades. La primera, parte de la acción transcurre en Holanda porque era el único país al que había podido viajar Vázquez Montalbán durante la dictadura. Además, el podía criticar libremente a la policía (holandesa) lo que le evitaba problemas de censura en España. Segunda curiosidad: según decía el propio Montalbán (Conversaciones sobre escritura) sólo le llevó quince días escribir esta obra que se planteó como un desafío: «Estoy harto de esta literatura tan pesada. Quiero escribir una novela como las de antes, una novela de policías y ladrones. llena de acción; contar una historia en la que sea necesario organizar la trama, donde la intriga sea parte necesaria; escribir una novela policíaca».
A modo de despedida y homenaje, os dejo dos ejemplos extraídos de Tatuaje. Espero que esta reseña os anime a leer o releer las novelas de este clásico español del género negro: Manuel Vázquez Montalbán. «El avión hacía escala en Niza y a Carvalho le gustaba el espectáculo de las colinas de la Costa Azul. Kilómetros y kilómetros de alcores ocupados por villas sumergidas en una vegetación bien ordenada. Carvalho comparaba aquella racionalista especulación de pequeños paraísos con la enloquecida especulación de las costas de España».
«Nos dividimos en dos clases de personas: los que van a la cárcel y los que pueden ir a la cárcel. Ahí está la clave del éxito de los políticos, aquí y en cualquier parte».