Cosecha roja es la primera novela de Dashiell Hammett. Inicialmente fue editada por entregas, entre noviembre de 1927 y febrero 1928, en la emblemática Black Mask y titulada como apareció en la revista: Poisonville. El proceso de escritura fue arduo y en unas circunstancias complicadas.  Hammett, afectado de tuberculosis, sin trabajo y casi sin fuerzas, hizo un puente de sillas desde su cama hasta la mesa. Todas las mañanas se desplazaba de silla en silla hasta ponerse delante de la máquina de escribir. Así terminaría varios relatos y Cosecha roja.

Hammett se inspiró en un caso real, que vivió en la agencia Pinkerton, cuando fue contratado por una compañía minera en Butte, un pueblo de Montana, para acabar con una huelga de trabajadores que se prolongaba demasiado. En la novela, un detective de la Continental se desplaza de San Francisco a Personville por requerir sus servicios el director de un diario. Éste es asesinado nada más llegar nuestro detective. Personville es una ciudad tomada por las bandas criminales que el potentado local había utilizado para reventar la huelga de mineros

La ciudad se llamaba «Personville», pero se convirtió en «Poisonville» a las pocas páginas. Con el juego de palabras de persona a «poison» (veneno) el autor hace una declaración de intenciones. El veneno se inoculará en todos los personajes, protagonista incluido. El detective, por diez mil dólares y el encargo de limpiar la ciudad que arranca al potentado local, en una situación más que comprometida, no dudará en utilizar los medios necesarios, manipular, aliarse y traicionar para justificar su fin. Habrá aliados, que solo entienden de poder, dinero e influencia y que se usarán unos a otros para aniquilar al enemigo y quedarse con la ciudad. No hay pensamientos, ni frases profundas, tampoco moral (por ejemplo, el detective no dudará en amenazar a un boxeador en un contrato amañado, de la misma forma que lo haría un mafioso) Hay tiroteos, destrucción, persecuciones, inocentes muertos, mentiras, tahúres, policías, políticos corruptos, una mujer fatal (Dinah Brand para la que no cuentan ni las personas, ni los sentimientos, solo los dólares)… Un clásico entre los clásicos.

Como curiosidad y contraste, al otro lado del Atlántico, Hercules Poirot tenía que encontrar, entre los pasajeros de un tren, quién había robado un rubí y asesinado a su dueña Ruth de Kettering en «El misterio del tren azul» (1928)

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