Todos los escritores nos inspiramos en la realidad que nos circunda, las personas con las que cruzamos, conversaciones que oímos… El gran Dashiell Hammett modeló sus personajes basándose en su experiencia como detective en la Agencia Pinkerton y, posteriormente, como creativo de publicidad. Así:

– Gutman no iba tras el halcón, ni estaba en San Francisco, sino que era un sospechoso espía alemán, que vivía en Washington. Dashiell Hammett afirmó que «nunca me aburrí tanto siguiendo a un hombre»

– Brigid O´Shaughnessy era una mezcla entre una cliente que le contrató para despedir a su empleada y su asistente personal, Peggy O´Toole, en el departamento de publicidad de la compañía de joyas de Albert Samuel.

– Cairo le conoció en un caso de falsificación en 1920.

– Effie, la secretaria de Sam Spade, la «buena chica», en realidad era una amiga que le propuso un negocio de tráfico de drogas en San Diego.

– Wilmer, el matón de Gutman, le conoció en Stockton, California, un veinteañero orgulloso de su apodo en los periódicos «el bandido enano».

¿Y Sam Spade? Dashiell Hammet sostuvo que era un personaje completamente «idealizado… en el sentido de que era lo que la mayoría de los detectives con los que había trabajado les hubiera gustado ser».

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