En Una obra maestra, como otros títulos de Charles Willeford, el autor cruza nuevamente las fronteras del género negro. Si en Miami Blues, la novela que le trajo el éxito trece años después, teníamos un detective desastroso, desdentado y divorciado o en Pick-Up una historia de amores condenados con un narrador, el pintor Harry Jordan, en Una obra maestra el protagonista será un crítico de arte contemporáneo, James Figueras. Lo conocemos en el momento en que ha logrado que la Enciclopedia Internacional de Bellas Artes incluya dos artículos de su autoría y que otros críticos lo mencionen en otros tres. Sin embargo, no el éxito no se traduce en dinero, James Figueras llega justo a final de mes con las colaboraciones en la revista de arte Fine Arts: The Americas tan prestigiosa, como rácana en sus pagos.
James Figueras es un especialista en la obra de Jacques Debierue, «ahora que Duchamp ha muerto, Debierue es el gran anciano del arte moderno», y sobre él versa uno de sus dos artículos. Él nos contará la historia retrospectivamente: «Todo el mal que Dorian Grey había hecho se reflejaba en el rostro del retrato que escondía; en mi caso, a veces me preguntaba si habría un proyector en marcha encerrado en algún armario, mostrando una y otra vez los sucesos de aquellos dos días de mi vida».
James Figueras tiene una relación con Berenice Hollis, una profesora de inglés de instituto, que se ha mudado a vivir con él. Rompen y se reconcilian. Se necesitan. James se ve como un extraño en esas exposiciones donde asiste gente adinerada que le invitan «a cenas, cócteles, partidos de polo, paseos en barco, resopones y barcacoas. Estas invitaciones, que conducían a nuevas invitaciones, solían generar otras invitaciones a otras cenas». Él es consciente de que tiene muchos conocidos y contactos, pero ningún amigo. Su poder adquisitivo («tenía solo dos chaquetas de vestir») le impide devolver las invitaciones. Sin embargo, todo puede cambiar cuando conoce en una de esas exposiciones a Joseph Cassidy. Éste «poseía una de las colecciones de arte contemporáneo privadas más exquisitas de Estados Unidos» y le ofrece la oportunidad de entrevistar a Jacques Debierue. El gran artista, el genio vive y trabaja retirado. No concede entrevistas, ni acepta visitas de nadie. Esa entrevista puede significar el trampolín definitivo para James Figueras. Sólo «cuatro críticos, todos ellos europeos, han visto su obra y han escrito sobre ella de primera mano. Yo seré el primer crítico estadounidense que las examine, y serán pinturas nuevas originales que nadie ha visto nunca». ¿El precio de la entrevista? Robar uno de sus cuadros. No hará falta que les diga que nada sale como estaba previsto.
En Una obra maestra Willeford nos proporciona un retrato ácido del mundo del arte: «Gloria Bentham no sabía absolutamente nada de arte, pero esa particularidad no le había impedido convertirse en exitosa marchante y propietaria de una galería en Palm Beach», «el floreciente movimiento artístico de los últimos años había hecho posible que se vendiera casi cualquier objeto por sumas considerables. No obstante, para un marchante es más importante tener don de gentes que saber de arte». El autor divide a los coleccionistas en tres categorías: «el coleccionista-mecenas de rarezas, que sabe lo que quiere y se lo encarga a artistas y artesanos»; el «coleccionista medio, que colecciona arte de moda porque le gusta sin saber por qué»; el coleccionista «que compra y vende para obtener beneficios». «Lo único que tienen en común estos tres tipos de coleccionista es la tacañería». Conclusión: «El papel del coleccionista es casi tan importante para la cultura mundial como el del crítico. Sin los coleccionistas apenas se produciría arte en este mundo, y sin los críticos, los coleccionistas no sabrían qué coleccionar». Tampoco se salvan los críticos que se dejan sobornar para escribir buenos artículos de artistas de dudosa calidad o pintores famosos. A través de las preguntas de Berenice, Willeford nos irá mostrando su visión de la vida y del arte moderno: un absurdo, un sinsentido en el que el lector se irá adentrando hasta ser cómplice del criminal James Figueras.