Esta novela se publicó en 1971 en la “Série Noire” de Gallimard. Manchette y Bastid habían pensado la obra como un guion. Después cambiarían de idea y la publicarían como una novela. En una entrevista publicada en “Le Monde” en 1974 Manchette afirmaba que se habían planteado la obra como un “ejercicio de estilo”, donde deliberadamente habría “un lugar cerrado”. No sabían que esta novela anticiparía lo que se denominaría como “neopolar” y que daría oficialmente comienzo con la publicación ese mismo año de otra novela de Manchette: “El caso N´Gustro”.
“Dejad que los cadáveres se bronceen” se desarrolla en una aldea con casas semiderruidas “sin luz, ni agua corriente, ni teléfono”. Allí viven Max, un escritor que tuvo una antigua relación con Luce, una artista un tanto excéntrica que, a su vez está con Brisorgueil, abogado de profesión y quien ha invitado a unos “amigos”. Están aislados del mundo. El lugar ideal para que los “amigos” de Brisorgueil, atracadores, puedan refugiarse tras asaltar un furgón. Su plan es vivir dos meses en esa aldea remota para después viajar a París donde venderán el oro y se repartirán el botín.
“El golpe había sido preparado con la intención deliberada de matar, como observó por la tarde el comisario encargado de la investigación, en una declaración a la prensa”.
Todo va conforme habían previsto hasta que, en el camino de retorno con los doscientos, cincuenta kilos en lingotes de oro, se cruzan dos mujeres, un niño y, posteriormente, la policía. Todos coincidirán en la aldea y durante tres cuartas partes de la novela habrá una tensión constante entre la policía, recibida a balazos, y los atracadores. Luego, cada uno hará todo lo posible por salvar su vida o por llevarse los lingotes de oro o por no perderse el espectáculo.
La acción transcurre en menos de un día, desde el viernes 16 de julio a las diez y cuarto de la mañana hasta el sábado 17 a las seis y media de la mañana. El ritmo es trepidante y con secuencias cortas, marcadas por el paso de las horas. Durante todo ese tiempo el foco de la historia irá alternándose entre los distintos protagonistas que discuten, forjan alianzas insospechadas, toman decisiones que afectan a terceros, se traicionan…
La novela tiene influencias del “hard boiled” de Hammett: tiroteos, acciones violentas, actitudes despiadadas, raptos… En ocasiones las situaciones que se crean en ese paisaje derruido por donde los protagonistas reptan, saltan, corren, disparan… recuerda a las películas del oeste donde uno sabe que la muerte le acecha por encima del muro, al asomarse a una ventana o al abrir la puerta. Solo unos pocos o ninguno podrá salir vivo de allí.
“Las nubes comenzaron a amontonarse en el horizonte. A pesar del calor, Brisorgueil estaba inundado en un sudor glacial. Acurrucado en un ángulo de la terraza, sentía la camisa pegada a su espalda y tenía frío. El sol que descendía no arreglaba las cosas. Había completamente enloquecido”
Jean-Patrick Manchette comparte con otro de los grandes escritores del “neopolar” francés, Jean-Claude Izzo, el haber nacido en Marsella, haber militado en el partido comunista (atención a cómo Manchette caracteriza a los “intelectuales” en su novela) y, por desgracia, haber fallecido en la cincuentena por cáncer. Manchette con su estilo duro, seco, cinematográfico será considerado como el padre del “neopolar”, como Scerbanenco, con un estilo parecido, en Italia, unos años antes será considerado el padre de la novela negra italiana.