A quemarropa es un ensayo que profundiza sobre el concepto de novela negra y policíaca, sus orígenes y diferentes escuelas y subgéneros: la novela enigma («whodunit»), las variantes de Sherlock Holmes como el detective de sillón (príncipe Zalenski, Nero Wolfe, Isidro Parodi…) o el malo malísimo como protagonista (Fantômas) o el ladrón de guante blanco (Arsène Lupin), la novela metafísica con el padre Brown, la novela problema… hasta llegar al «thriller».
Durante los distintos capítulos se interpolarán distintos testimonios de autores y especialistas en la lengua original (francés, inglés, italiano, catalán) que mostrarán la complejidad del tema tratado y unos breves apuntes muy enriquecedores. A ello, habrá que sumar que, junto con cada explicación, se irán desgranando novelas y autores representativos de cada uno de los diferentes subgéneros, variantes personales y sus influencias posteriores. Por ejemplo, William Irish (o Cornell Woolrich) «habla de la víctima, del acusado falsamente, y aporta un lirismo a la novela negra que será continuado por otros autores (…) principalmente por David Goodis». Habrá referencias a los diferentes momentos históricos (La Ley Seca, el ataque a Pearl Harbour, la Guerra Fría…) que provocarán, facilitarán nuevas ramificaciones del género.
Son de los ensayos de los que hay que leer y releer, ideal para los amantes de la novela negra y policíaca que deseen conocer su historia, argumentos y discrepancias que hay detrás de esas etiquetas (¿cuál es el origen de la expresión «hard boiled»? ¿qué autor creó el primer detective «hard boiled»? ¿cuándo se considera que acaba la época clásica?…) Aunque en más de una ocasión se nos muestre que hay más convenciones que razones históricas y literarias para determinados hitos.
A quemarropa concluye con un capítulo dedicado a «La cuestión del canon» en el que se incluyen ocho listados de novelas catalogadas, por los diferentes autores y asociaciones, como las imprescindibles. No las he contado, pero dudo de que se repita más de un treinta por ciento de las obras de un listado a otro… En todo caso, es un buen ejercicio revisarlos y tachar mentalmente las que se han leído y anotar las que no. Por desgracia, en mi lista hay más de las segundas que de los primeras. Habrá que seguir haciendo hueco en la librería. Lo bueno es que, gracias a este libro, aún me quedan muchos nuevos autores por descubrir y novelas que disfrutar.