En muchas entrevistas, Fred Vargas ha revelado que comenzó a escribir cuando renunció a tocar el acordeón (unos años antes Mankell había hecho lo propio con el violín) Se decantó por la novela policíaca con sus crímenes y misterios. ¿Por qué? Por una analogía: «Si el acordeón es el malo de la orquesta, la novela policíaca es la mala de la literatura».
Sin embargo, Fred Vargas no abandonó la música. Al contrario, considerará cada novela que escribe como una gran orquesta. No puede haber notas falsas que arruinen toda la historia. Por ello, reescribirá durante seis meses el borrador que compone del tirón en veintiún días, el tiempo que tardó en escribir su primera novela (ver la entrada «¿Sabías por qué Frédérique Audoin-Rouzeau firma como Fred Vargas?») Un aspecto esencial en sus novelas será el lenguaje. Las palabras, las pausas, las entonaciones… definirán a sus personajes y creará un todo coherente en sus historias.
Como curiosidad, para Fred Vargas cada personaje es un instrumento: «Cuando busco el sonido de Adamsberg, pienso en un violonchelo, y por Danglard, más bien un piano virtuoso, del tipo Liszt…» No hay más que leer sus diálogos o sus descripciones en voz alta para apreciar esa musicalidad (no de acordeón, afortunadamente)
Fuentes:
https://www.lexpress.fr/culture/livre/les-chemins-de-traverse-de-fred-vargas_1906489.html
https://www.elmundo.es/cultura/2013/10/26/526be4fc0ab740fa2d8b4578.html