Una primavera de perros es la tercera entrega de la serie del subjefe Rocco Schiavonne, la anterior fue La costilla de Adán (La costola di Adamo). La novela arranca con dos hombres en una furgoneta. Un italiano va al volante y un extranjero de copiloto. Es entrada la madrugada, comienza a llover y el italiano no aminora la velocidad. Un neumático revienta y la furgoneta rompe la cerca y se estrella «contra dos alarces a un lado de la calzada».

«El extranjero y el italiano no se movían, la mirada, vidriosa, fija en un punto lejano mientras le salía sangre de la boca y las cuencas de los ojos. El cuello roto, amorfos, como dos marionetas sin dueño. Un nuevo destello, y el flash fijó la instantánea de aquellas dos caras apagadas, con las pupilas congeladas.

La lluvía insistía con su ritmo desquicidado contra la chapa del techo».

Rocco Schiavonne se despierta dándose cuenta, para su sorpresa y enojo, que ha pasado la noche con Anna, amiga de su novia o exnovia Nora. «Llevaba nueve meses sin dormir un solo día fuera de casa. Así se empieza, lo sabía… y luego ya es sólo cuestión de tiempo; se frecuentan las mismas cafeterías, se hace uno amigo del frutero, del estanquero y, por supuesto, del quiosquero, hasta llegar a la frase fatídica del camarero tras la barra. «¿Lo de siempre, jefe?», y ya la has cagado: convertido automáticamente en ciudadano de Aosta». Se va a su casa donde no aparece el recuerdo de su mujer, Marina. En comisaría le esperarán D´Intino y Deruta, protagonistas imprevistos de un vídeo en La costilla de Adán, Italo Pierron, su colaborador y compañero más estrecho que fuma Chesterfield y Schiavonne Camel. No estará la inspectora Caterina Rispoli (pareja de Ítalo) que se encuentra enferma. Schiavonne siente por la inspectora admiración y atracción a partes iguales

Schiavonne es requerido en el lugar del accidente de la furgoneta porque tiene una matrícula robada «tendría que estar en un Mercedes Clase A, no en una Fiat Scudo». En la autopsia sabrá que los dos hombres habían contratado supuestamente los servicios de una prostituta.

En paralelo, Chiara en primera persona nos narra cómo va tomando consciencia de que no está en su habitación, es gris y en la pared no está el poster de Coldplay y Alt-J.

«Intentó mover las piernas.

No se mueven. Las tengo inmovilizadas, igual que las manos, tengo los tobillos sujetos. ¿Estaré paralizada? ¿Me he quedado paralítica? No, los dedos los muevo. Y también los pies. Pero los tobillos los tengo atados. Igual que las muñecas. ¿Será una pesadilla? Voy a despertarme, voy a despertarme, voy a despertarme.»

Chiara en la soledad del cuarto irá recordando qué sucedió la tarde anterior, con quién salió, a dónde fueron.

La trama va avanzando en paralelo con los dos casos que se cruzarán cuando un arquitecto, conocido de Nora y Anna, recurra a él porque la amiga de su hija, Giovanna, ha desaparecido. Descartadas las opciones de que se haya fugado con el novio o se haya ido con su abuela, Schiavonne visitará la familia de Chiara, los Berguet. Una familia que tiene una constructora «hacen casas, puentes, han trabajado en el aeropuerto…» y, si bien pasaron un momento de crisis, los negocios les va muy bien. Sin embargo, no colaboran con Schiavonne. Está claro que ocultan algo y que tras la desaparición de Chiara hay algo más.

La vida sentimental de Schiavonne y la crisis de pareja de sus amigos romanos, Adele y Sebastiano, dará un contrapunto a la investigación de las dos historias que se irán mezclando con otras. En la parte final de la novela, asistiremos a la fuga de la prisión de Enzo Baiocchi y el recorrido que hará para vengarse de quien lo condenó.

Schiavonne mantiene su mal humor, su particular sentido de la ley, siempre dispuesto a ayudar a un amigo e impartir justicia en la medida de lo posible aunque sea ilegal, recurre a la violencia, no duda en cometer actos ilegales para recabar pruebas a las que luego habrá de dar una apariencia legal, continúa con su cigarrillo de marihuana por las mañanas y con Marina. En conclusión: un cabrón simpático, consciente de sus defectos y fiel a sí mismo y su pasado.

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