Del este al infierno es una novela coral en la que Moritz García recoge los distintos ángulos de la trata de blancas. Por una parte, tenemos la historia de Daniela que aceptó la oferta de trabajo de su tío Vasile para trabajar fuera de Rumanía y así poder pagar la operación de su hermano pequeño, Ion. Éste no será consciente de ello hasta que su madre se lo revele poco antes de morirse y le haga prometer que irá a buscarla.

Ion contará con la ayuda de su amigo Mihai. Él le presentará a el Pico, uno de los contactos que trafican con mujeres, pero no será Ion, a partir de esa primera entrevista será «Nicolae, aunque me llaman el Mudo porque no me gusta hablar. Nos conocimos en el orfanato, y hemos coincidido en el correccional varias veces. He hecho un poco de todo, robar, cobrar deudas y para otros he llevado chicas a Bulgaria, pero nunca ha sido con gente que estuviera realmente conectada». Su primer trabajo será ir con Marian a un orfanato y recoger a «cuatro chicas que no sobrepasarían los dieciocho años, la edad que tenía su hermana cuando se la llevaron». Una de ellas, después de varias horas de conducción, pide no continuar y recibe por respuesta un puñetazo de Marian. El resto no dirá nada. En la frontera muestran cinco pasaportes falsos y, con los guardias de aduanas sobornados, cruzan sin problemas a Serbia, donde les espera otra furgoneta para llevarse a las chicas.

La historia de Ion se irá intercalando con el recorrido y el calvario que sufre Daniela desde que salió de Rumanía. En una casa de Belgrado «comenzó mi infierno. Era un cárcel. En cada habitación había más de cinco chicas. Rumanas, moldavas, ucranianas, búlgaras, todas muy jóvenes. Algunas lloraban sin parar, otras estaban como en estado de shock. Nos prohibieron hablar entre nosotras, decir nuestros nombres o de donde proveníamos». La primera noche violarán delante de todas una de las de las chicas, la segunda noche darán una paliza a otra a la que intentaron obligar a tener sexo anal. Terminará siendo violada y asesinada. Son escenas crudas, en las que el autor no se recrea, pero necesarias para mostrar el infierno que viven todas esas chicas. Serán dos semanas en las que les racionarán la comida, las grabarán mientras son forzadas para chantajearlas con enviarle esas imágenes a sus padres por si intentaran escapar. Más adelante las amenazas serán de hacer daño a sus familiares que continúan viviendo en Rumanía.

Otro de los personajes principales es Juanjo, quien tras once años fuera de Madrid, vuelve a la capital a sustituir a Germán, afectado de esclerosis múltiple, como inspector jefe del Grupo III de la Brigada Central contra el Crimen Organizado de la UDYCO. El recibimiento de sus nuevos compañeros no será precisamente cálido.

Completa el cuadro los Padrinos, dos hermanos gemelos, encarcelados en España y continúan dirigiendo desde sus celdas todos sus negocios. Ellos fueron los que «dinamitaron el mercado de la prostitución en España, en concreto en Madrid. Llenaron la Casa de Campo de mujeres jóvenes rumanas, esclavas de la organización, tiraron los precios y el nuevo producto de marketing arrasó a la competencia. Eran los amos de la explotación sexual».

Moritz nos irá mostrando las dinámicas internas de las diferentes organizaciones: la mafiosa, la policial y la de la organización de la prostitución. Cada una con sus códigos y desafíos para poder lograr sus objetivos: Los mafiosos sobrevivir a los ataques que sufrirán de los competidores que quieren quedarse con su parte de los negocios (no falta algún guiño a la película de El Padrino); la policía dar con la forma de desarticular la banda e Ion (o Nicolae) progresar dentro de la organización cumpliendo con sus cometidos y las reglas («Tienen que tenerte pánico para que no tengas problemas. Castígalas por cualquier cosa y aprovecha para subirles la deuda. Tienes que subirles la deuda cada cierto tiempo»), al mismo tiempo que ha de moverse sin que sospechen que investiga dónde se encuentra su hermana.

Todas las historias confluirán en Madrid y cada uno de los personajes deberá afrontar su infierno: Daniela que no ha podido escapar de sus torturadores y la llevan llevan a diferentes países después de Serbia: Albania, Italia, España, Polonia; Ion, con el remordimiento de emplear los mismos métodos con las chicas que anteriormente aplicaron a su hermana para intentar dar con ésta («Dinero no le había faltado desde que estaba con Marian. Había ganado más de lo que había visto nunca en su casa. Era dinero sucio, dinero que le quemaba en las manos. Muchas noches se quedaba en vela mirando aquellos billetes sin entender cómo un trozo de papel podía valer más que la vida de una mujer»); los Padrinos dispuestos a sacrificar lo que sea preciso para asegurar su poder, pero todo comienza a tambalearse; Juanjo cruzará la línea de la ley ¿para hacer justicia?.

Del este al infierno es una novela negra muy bien documentada, sin caer en el reportaje periodístico o en parrafadas enciclopédicas, con diálogos ágiles, persecuciones, seguimientos, asesinatos, maquinaciones y acción. Las tramas nos muestran la complejidad de la trata de blancas, los intereses creados en torno a la prostitución, el dinero que se emplea para corromper a los que la deben combatir, los dramas de todas esas mujeres, sin caer en el morbo o el amarillismo, representadas en Daniela y las dificultades de los agentes para hacer cumplir la ley y desarticular esas bandas.

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