En noviembre de 1946 la editorial Scorpion publicó la novela de Vernon Sullivan, Escupiré sobre vuestra tumba, con traducción de Boris Vian. Pocos meses después los periodistas preguntaban a Boris Vian si él no era realmente el autor, él lo negaba («Soy el primero en decir que siento no ser Sullivan… cuando la gente nos confunde, no protesto; realmente no me importa, porque nadie espera la verdad de un periodista…») Las ventas iniciales fueron más bien discretas, pero el estrangulamiento de una mujer a manos de su amante, un representante comercial, y el que éste dejara en la cama la novela Escupiré sobre vuestra tumba en la página donde se describía un estrangulamiento relanzó las ventas.
Boris Vian llegó a ser demandado, junto al editor Jean d´Halluin, por el Cartel d´action social et morale dirigido por el arquitecto Daniel Parker (en el blog Balas y Estrellas de David Rubio, además de una estupenda reseña por la que llegué a este libro, tenéis cómo Gallimard se deshizo de Parker y más curiosidades). En 1948, el mismo año en que Vernon Sullivan publicó su tercera novela, Que se mueran los feos, Boris Vian reconoció delante de un juez que él era Vernon Sullivan. Un año después, y por orden ministerial, se prohibió la venta de Escupiré sobre vuestra tumba y el año siguiente Boris Vian hubo de pagar una multa de cien mil francos por ultraje a las buenas costumbres.
El protagonista y narrador de Escupiré sobre vuestra tumba es Lee, un negro de piel blanca. Lee llega a Buckton a hacerse cargo de una librería gracias a la carta de recomendación de Clem, un compañero de estudios de su hermano Tom, profesor de escuela negro. «Nadie me conocía en Buckton. Clem había elegido esa localidad por eso». Durante tres días el gerente de la librería le enseña el funcionamiento del negocio y va conociendo a los clientes habituales. El último día, el gerente le comenta al protagonista que con su voz de cantante «tendrá todas las mujeres» y dónde se reúnen las chicas del pueblo, aunque le avisa de que seguramente se pasen por la librería para conocerlo. Esas quinceañeras apreciarán la belleza del cuerpo de Lee y él no hará ascos a ninguna.
«(De donde Lee venía) nos faltaban «calcetines cortos». Yo quería algunas. Las jovencitas de quince y dieciséis años, con pechos puntiagudos bajo jerseys ajustados, lo hacen a propósito, las zorras, lo saben. Y calcetines. Calcetines amarillos o verdes brillantes, rectos en zapatos planos; y faldas amplias, rodillas redondas; y siempre sentadas en el suelo, con las piernas abiertas sobre braguitas blancas»
No tardará en formar parte de una pandilla con cinco a seis chicas que se alejan en el coche y dan rienda suelta a sus deseos sexuales. Boris Vian nos describirá más de un encuentro sexual con jovencitas que tienen más experiencia que Lee.
«Tenía a todas las chicas una detrás de otra, pero era demasiado simple, un poco aburrido. Lo hacían casi tan fácilmente como lavarse los dientes, por higiene. Se comportaban como una manada de monos, desaliñados, glotones, ruidosos y viciosos; eso me bastaba por el momento»
Dentro de Buckton, el protagonista cuida siempre su imagen y el qué dirán de los lugareños. Por ejemplo, siguiendo uno de los consejos del anterior gerente, acude a misa todos los domingos, aunque «creo que no se puede permanecer lúcido y creer en Dios, y hacía falta que yo estuviera lúcido».
Pasado el verano, las familias más pudientes que han disfrutado sus vacaciones en Florida o en Santa Mónica «o no sé dónde» regresan a Buckton. Lee conocerá a Dexter con el que entablará amistad y, gracias al cual, penetrará en el mundo de la alta sociedad. Cambiará el escenario, pero no la conducta de las hijas de los adinerados.
Lee recibe una carta de su hermano en la que le pide que le vaya a recoger con el coche. Días antes los hombres del senador Balbo habían «disuelto las reuniones de los negros y habían dejado dos muertos». El hermano lo había denunciado públicamente y, como consecuencia, lo habían apalizado los hombres de Balbo y el hijo de Moran. El hermano no quiere venganza, sólo significaría más ruina para ellos. Está convencido de que lo mejor es marcharse «ya que no ha llegado todavía el tiempo en que la justicia reine en esta tierra para los hombres negros». Él no sabe que Lee tiene una aventura con las dos hermanas de los Asquith, una de esas familias adineradas, y que planea una venganza.
Escupiré sobre vuestra tumba es una novela con escenas de sexo, violencia y con denuncia social y de la doble moral. Así, asistiremos al contraste de cómo se comportan los que se cruzan con Lee porque su piel es blanca (ignoran que su sangre sea negra) y la discriminación de los negros; la hipocresía de las formas y lo que ocurre cuando se alejan los jóvenes de la localidad o no están presentes los otros; el sexo como placer y como trampa, como dominio y como sumisión; la venganza como justicia o como injusticia mayor… Una novela que da para más de un debate, más todavía en estos tiempos de corrección política.
Termino con dos curiosidades. La primera: según cuentan el germen de la novela se produjo en la fila del cine para sacar unas entradas. El editor Jean d´Haullin se quejó a Boris Vian de la dificultad que tenía para encontrar manuscritos originales que pudieran competir con las traducciones de autores estadounidenses que tan buenas ventas estaban dando a la competencia. En ese momento, Boris Vian le propuso escribir él esa novela, como hacían en Estados Unidos, sólo necesitaba que le diera un poco de tiempo: «¿Un best-seller? Dame diez días y te fabrico uno». Boris Vian tardó dos semanas en escribirlo durante sus vacaciones en Saint-Jean-de-Montes en agosto de 1946.
La segunda curiosidad: Como hemos visto, Boris Vian no fue el traductor de Vernon Sullivan, pero sí fue el traductor de Raymond Chandler. El sueño eterno y La dama del lago se publicaron en la mítica Série Noire de Gallimard con traducciones de Boris Vian.
Fuentes
Dictionnaire des littératures policières sous la direction de Claude Mesplède – Edit. Joseph K (2007)
http://expositions.bnf.fr/vian/arret/03_1.htm
Boris Vian. Un génie d´avance – Hors-Série Une vie, une oeuvre (Le Monde)