El demonio vestido de azul es la primera entrega de la serie del detective Ezequiel (Easy) Rawlins. Una serie que acumula quince títulos y a la que Walter Mosley sumará uno más el año que viene (Farewell, Amethystine). Walter Mosley, programador informático de profesión, escribió esta primera novela con el objetivo de «contar una historia sobre Los Ángeles que resaltara la vida de los negros y la contribución de los negros a la cultura dentro de un espejo oscuro que reflejara parcialmente la experiencia estadounidense dentro de un paisaje sombrío de vergüenza nacional». Mosley sufrió ese racismo en la misma ciudad que sitúa la novela, Los Ángeles, concretamente él creció en el guetto de Watts. La historia que él sentía que debía narrar era la de «la generación de mi padre, hombres y mujeres negros que se trasladaban desde el sur profundo a diferentes partes del mundo».
A la hora de construir el personaje de Easy Rawlins Mosley bebió de los clásicos: Rawlins es «heredero del género de detectives privados hardboiled que comenzó con Philip Marlowe y Continental Op. Debe tomar su propia decisión sobre lo que es legal y lo que no, justo y equilibrado, en un mundo donde los intereses corporativos eclipsan al individuo nueve de cada diez veces». No en vano, el comienzo de El demonio vestido de azul, nos trae a la mente el comienzo de Adiós, muñeca de Raymond Chandler con la sorpresa del protagonista ante un personaje totalmente fuera de lugar, «como una tarántula en un plato de natillas». El demonio vestido de azul arranca con:
«Me sorprendió ver a un hombre blanco entrar en el bar de Joppy. No solo porque fuera blanco, sino porque llevaba un traje blanco crudo de lino, camisa blanca, panamá y zapatos color hueso con calcetines de seda blanco inmaculado (…) Cuando me miró sentí un estremecimiento de miedo, pero se me pasó enseguida porque en 1948 ya me había acostumbrado a los blancos»
Easy Rawlins ha combatido en la Segunda Guerra Mundial. El hombre blanco no le inspira ninguna confianza, menos aún cuando el dueño del local, Joppy, se pone nervioso en su presencia. Joppy le presenta a Rawlins el recién llegado, el señor Albright. A Rawlins le han echado de su trabajo en Champion Aircraft y necesita pagar en unos días el plazo de la hipoteca. Albright le da mala espina, le recuerda a un antiguo amigo y compañero de correrías, Mouse, y tampoco lo que le cuenta Joppy de Albright le tranquiliza: «No es ningún gánster, Easy. El señor Albright es simplemente un tipo que toca muchas teclas, eso es todo. Es un hombre de negocios, y ya sabes lo que pasa cuando te dedicas a vender camisas y aparece un individuo con una caja y te dice que acaba de caerse de un camión; bueno…, le das un par de dólares al sujeto y miras para otro lado.—Hizo un ademán con su mano semejante a un guante de béisbol.—Esa clase de negocios» Sin embargo, Rawlins necesita el dinero, no puede rechazar la propuesta del señor Albright: Dar con Daphne Monet «no es mala de mirar, pero cuesta un infierno encontrarla». Es una cantante blanca que «tiene predilección por acompañarse de negros. Le gusta el jazz, los pies grandes y la carne oscura». No le facilita el nombre de la persona que realiza el encargo, simplemente le indica que quiere reconciliarse con ella y le paga muy bien y por adelantado. Podrá hacer frente al plazo de la hipoteca, ahorrar y conservar su casa.
Easy Rawlins comenzará a buscarla en un local clandestino que Albright le indica. Un local que Rawlins ha frecuentado también. No tardará en encontrar una mujer que le dará pistas sobre las relaciones de Daphne Monet, especialmente una con un mafioso de segunda. Rawlins se moverá por una ciudad donde el ser negro puede significar que te linchen si te ven simplemente hablando con una chica blanca o desconfíen de ti. La policía considera los crímenes de los negros como de segunda categoría, a no ser que haya una víctima blanca y habrá de los dos tipos y chantaje y brutalidad y abuso de derechos. Rawlins conoce las reglas del juego y que los negros no juegan con las mismas reglas que los blancos, pero él juega y las sigue por mucho que le duela o le moleste. Saldrá airoso con su inteligencia y con la ayuda de Mouse que reaparece en su vida trastocándola por completo.
El demonio vestido de azul tuvo un gran éxito en ventas. Bill Clinton, durante la campaña electoral que le llevaría a la presidencia de Estados Unidos en 1992, declaró que Walter Mosley era su autor de novelas policíacas preferido. De hecho, se cuenta que Mosley accedería a la Casa Blanca sin tener un documento identificativo, le bastó mostrar a los servicios de seguridad su fotografía en la solapa de uno de sus libros. En 1995, Carl Franklin realizó la adaptación cinematográfica de la novela con Denzel Washington en el papel de Easy Rawlins. No la he visto, por lo que, como referencia, sólo les diré que en IMDb tiene un 6,8.
Concluyo con las palabras de Walter Mosley hablando de Easy Rawlins: «Ser pobre sobre todo significa estar preocupado por la supervivencia. Todas vuestras acciones están determinadas por esta realidad. Pueden probar a actuar de una forma legal, moral, pero habrá siempre un momento en el que será necesario tomar decisiones: cometer esa acción reprobable y no esa otra, fijarse unos límites. Easy y las personas que le rodean están siempre confrontadas con este tipo de dilemas». Una novela negra imprescindible.