Sin aditivos comienza así: «En el infierno hay un lugar para expiar los pecados que se cometen por los hijos. En mi vuelta al turno de oficio coincidían la falta y la penitencia. Para pagar el colegio, las actividades y las plantillas tenía que asistir en su derecho a la defensa a toda clase de individuos. Y lo hacía a mi manera». Este es el protagonista y narrador de la novela de Carmen J. Nieto: un abogado sin escrúpulos, pero también un abogado que está casado con Leo y padre de una niña, Marina.

La vida del abogado comenzará a trastocarse cuando un día, en el parque con su pareja, un hombre con un «hatillo a la espalda y en la chilaba se contaban más agujeros que churretones» se queda mirando a Marina y le dice «Yo soy Habib Keitá. -Se llevó la mano al corazón-. Yo sé quién tú eres». El abogado se libra de dar explicaciones a Leo porque la niña enferma, pero todo se irá complicando. Habib Keitá volverá a aparecer. El abogado creerá que puede resolverlo todo con dinero, pero se llevará una sorpresa. Si bien el dinero funciona como motivación de muchos de los personajes con Habib no tendrá efecto (paradójicamente el que más lo necesita). 

Habib Keitá no será el único problema al que el abogado se enfrente: Por recomendación de Rubi, una amiga del abogado, Beatriz Salinas contratará sus servicios para convencer a su hermana, con la que no se habla desde hace quince años, para que le entregue la casa que fue de su madre ya que la hermana se quedó con «un dinero a cuenta de la herencia». En pocas páginas todo se complicará porque aparecerá muerto un niño en la casa de la madre que Beatriz Salinas había alquilado sirviéndose de un poder. A partir de ese momento el abogado, buscador de la verdad, irá descubriendo cada vez más detalles, no solo de de Beatriz Salinas, sino de su marido, un respetable arquitecto, con el que también están relacionados el matrimonio de su amiga, Rubi. Todos los personajes tienen una parte de verdad y otra de odiosos, cada uno que digiera la suya. 

A estos personajes, hay que sumar unos estupendos secundarios: la agente de homicidios Pecas, las apariencias engañan; el Pinga que se mueve en los bajos fondos «para lo que necesite» o Lolita, esa vecina adorable que todos hemos sufrido… No falta el humor socarrón o negro, porque al igual que en su anterior novela, 9 corto, Carmen J. Nieto juega a presentarnos la realidad desde los puntos de vista de cada personaje, enriqueciendo la trama y anticipando conflictos. Así, cuando muere el niño en el piso alquilado, Beatriz Salinas «no paraba de quejarse: tenía que recoger el regalo para su marido, que le iban a cerrar el piso y que todo se había ido a la mierda. En definitiva, que le venía fatal que hubieran matado a un chiquillo al otro lado del rellano». El abogado no le va a la zaga: «miré mi móvil y estaba sin batería. ¡Qué coño! ¡Eso sí que era un drama!»

En el trasfondo de la historia, está el drama de la inmigración ilegal, por ejemplo cuando hablan Habib Keitá y el abogado, éste afirma que tiene los papeles que «dicen que yo soy su padre» y Habib contesta «Ah, los papeles, es verdad. Papeles. Ellos sin papeles. No son personas». O Leo, la pareja del abogado, en una discusión de sobremesa: «Apoyamos a esos gobiernos que tú criticas. Hacemos que su medio de vida desaparezca. Nosotros los empujamos a venir. Y muchos mueren por el camino. Nosotros, nos guste o no». Este drama de la inmigración tendrá tres «historias que le habían susurrado las estrellas y el viento». Tres historias breves, tres pequeñas delicias que se intercalarán en la novela y cobrarán todo su sentido en la parte final de la obra. 

Por último, como curiosidad, reto literario y propósito creador: Sin aditivos no tiene adjetivos. Aunque para explicar mejor la razón detrás de ello, os recomiendo que escuchéis la entrevista que José Antonio Algarra, más conocido como Hutxu, le hizo a Carmen J. Nieto en su Rincón Criminal. Abajo os dejo el enlace, no tiene desperdicio y, de paso, si os gusta la novela negra escuchad el resto de programas. Ya podéis id haciendo hueco en la estantería, por de pronto a Sin aditivos. No os arrepentiréis.

El rincón criminal – A bocajarro 21 -Sin aditivos, Carmen J. Nieto

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