El alquimista impaciente es la segunda novela de la serie Bevilacqua y Chamorro y la ganadora del Premio Nadal en el 2000. Lorenzo Silva arranca este nuevo caso para la pareja de guardia civiles en la habitación de un hotel. «La postura era cualquier cosa menos confortable. El cuerpo estaba boca abajo, con los brazos extendidos en toda su longitud y las muñecas amarradas a las patas de la cama. Tenía la cara vuelta hacia la izquierda y las piernas dobladas bajo el vientre. Las nalgas se sostenían un poco en alto sobre los talones y entre ellas se alzaba, merced a su imponente curvatura, un aparatoso mástil de caucho rojo rematado por un pompón rosa». El muerto lleva consigo una tarjeta de acceso, su nombre era Trinidad Soler y trabajaba en la central nuclear.
Bevilacqua y Chamorro no tardarán en enterarse por el comandante Pereira, su jefe, de que hay interés por parte del Ministerio de Industria de que se solucione cuanto antes el caso, ya que está en proceso de «renovarle los permisos a la central nuclear». Por otra parte, la plataforma antinuclear aprovecha el caso para lograr su cierre.
Bevilacqua y Chamorro recomponen sus últimas horas y descubren que se alojó con una mujer rubia, con acento ruso. Los guardia civiles intentan localizar a esta mujer sin éxito. Por el lado familiar, tampoco progresan. La esposa de Trinidad Soler, Blanca Díaz, les reconoce que «Había muchos (problemas) -dijo, con una sonrisa-. Dos hijos, esta casa, la otra, su trabajo, el mío, y las cicatrices de doce años de convivencia. Montones de problemas. Si me pregunta si yo le quería, no tenga duda. Si quiere saber si él me quería, puede ir al cementerio y llamar a la tumba. Yo solo puedo decirle que no me parecía que no». Pasan las semanas y, sin poder hablar con la misteriosa mujer que fue la última persona que lo vio con vida, solo pueden cerrar el caso como «muerte accidental». Sin embargo, el hallazgo de un cadáver desenterrado dará un giro a todo el caso. En sus nuevas indagaciones sobre la vida y trabajo de Trinidad Soler encontrarán ese alquimista impaciente que da título a la novela.
En El alquimista impaciente, seguimos conociendo a los dos protagonistas. Rubén Bevilacqua, psicólogo frustrado, combate el insomnio pintando soldados de plomo, su único requisito es que sean «combatientes derrotados», «desde un guerrero espartano de Leónidas hasta un desaliñado miliciano de la Columna Durruti». Aún le pasma «la naturalidad con la que ella (Chamorro) podía convivir con el horror. Para decirlo todo, me violentaba llevarla una y otra vez hasta él». De forma sutil, la pareja se va haciendo más fuerte: Bevilacqua en una llamada de teléfono percibe cómo Chamorro está escuchando un disco de Chet Baker que le regaló por navidades. Chamorro le confiesa a Bevilacqua que «me gusta trabajar contigo». Lo cual le lleva a recordar cómo inicialmente Bevilacqua rechazó trabajar con Chamorro «había sido una prueba dura para ella, porque era inexperta y porque me la habían endosado contra mi voluntad» (El lejano país de los estanques). Hay más de un momento que Bevilacqua siente atracción sexual por Chamorro, pero como buen mando, consciente de los límites, él mismo se reprime.
Lorenzo Villar emplea referencias cinematográficas de los grandes clásicos para describirnos características o sentimientos de los personajes. La voz de Lauren Bacall de la mujer de Trinidad Soler, Chamorro era «la viva imagen de Verónica Lake» o Bevilacqua se ve «como Buster Keaton en esa escena tan famosa de El maquinista de la General«. En 2002 se realizó una adaptación cinematográfica de El alquimista impaciente con dirección de Patricia Ferreira. Lorenzo Silva, como haría un año después en versión cinematográfica de La flaqueza del bolchevique, no participó en la elaboración del guion. La película recoge el espíritu de la novela, pero se enfrenta con la dificultad, por no decir imposibilidad, de trasladar a la pantalla muchas de las reflexiones o pensamientos de Bevilacqua, el narrador de la historia. En este caso, como casi siempre, si no han visto la película, ni leído la novela, lean primero la novela, disfrutarán más la película.