Al caer la noche es la cuarta novela de David Goodis y, junto a Rateros (The burglar), está considerada como las dos novelas más brillantes del autor. En esta ocasión Goodis nos traslada a Nueva York.

Estamos en un apartamento de Manhattan, de noche, Jim Vaning se asoma a la ventana «observa Greenwich Village, mira las luces, oye los ruidos de las calles. Desea ser parte de ese ruido. Quería algo de esas luces, quería meterse en esa actividad de ahí fuera, cualquiera que fuera. Quería hablar con alguien. Quería salir.Tenía miedo de salir». Recuerda con una paleta de colores su llegada hasta allá «el azul pálido del convertible cruzando tranquilamente, las montañas de Colorado», el rojo del parachoques del familiar que se estrelló, el gris oscuro de la roca contra la que descansaba el coche, el negro del revólver… Porque Vanning ha «apretado el gatillo y asesinado a un hombre».

Poco a poco, Goodis irá dándonos los detalles de lo que ocurrió antes y después de esa muerte. A Vanning le buscan los miembros de la banda del hombre asesinado. Ese día habían dado un golpe con un botín de doscientos mil dólares. No quieren venganza, quieren su dinero. Al mismo tiempo, enfrente de donde vive Vanning se ha instalado un policía que le sigue día y noche con la esperanza de que Vanning de un paso en falso y descubra dónde ha escondido el dinero. Solo hay un problema, Vanning afirma que no sabe dónde se encuentran los doscientos mil dólares, dice que lo ha olvidado. ¿Será verdad?

«Vannig suspiró. Pensó en otros hombres, miles de ellos, centenas de miles, trabajando en las fábricas, las oficinas y volviendo esa noche con una cena casera, sentados en el salón con sus mujeres y niños, escuchando a Bob Hope, yéndose a dormir a una hora decente, y durmiendo de verdad, con nada que anticipar excepto otro día de trabajo y otra tarde en casa con su familia. Eso era todo lo que ellos esperaban y Vanning se dijo a sí mismo que él daría su brazo derecho por que todo eso le sucediera a él, lo esperaba» 

Vanning solo se permitirá socializar en un bar donde conocerá a Martha. Una mujer que no sabremos si es quien dice ser o no y cuáles son sus sentimientos hacia Vanning. ¿Estará también interesada en el dinero?

En varias ocasiones Goodis adoptará el punto de vista del policía quien, como en una especie de ventana indiscreta, registrará y anticipará todos sus movimientos, siempre presionado por su jefe para la resolución rápida del caso.  Sus conocimientos de psicología y su experiencia le ayudarán a enfrentarse con Vanning.

Como curiosidad, hay críticos que apuntan a que la utilización del recurso psicológico de la amnesia como motor de la novela puede tener su origen en el interés de Goodis por la mente humana, ya que su hermano sufría de esquizofrenia. Sinceramente, como psicólogo de formación, no se sostiene lo de la amnesia, pero como lector de novela negra como si Vanning hubiera visto elefantes azules… No conozco ningún otro autor que sea capaz de plasmar esas almas tristes, rodeadas de gente, abocadas a un final que no desean y que en un callejón sin salida (en Al caer la noche, de forma literal y metafórica) son capaces de descubrir una ventana que las devuelva a la vida… o la sentencien. Hay una adaptación cinematográfica, a cargo de Jacques Tourneur con Anne Brancroft y Aldo Ray. En España se tituló Al caer la noche, pero a juzgar por las críticas, la película está muy lejos de la calidad del clásico del mismo director: Retorno al pasado (Out of the Past).  Así que, en este caso por lo menos, hay que leer primero la novela. En inglés, hay una edición en bolsillo que sacó el sello Lion Books cambiando el título de Nightfall por el de The Dark Chase y otra un año después como Convicted, todas valen.

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