La costilla de Adán es la segunda entrega del subjefe, que no comisario, Rocco Schiavonne en su exilio en Vall d´Aosta. Si en la primera novela había dado un pequeño paso para adaptarse a esas calles heladas, cuando no nevadas (hasta llegó a comprarse unas botas de nieve), en La costilla de Adán vuelve el Rocco Schiavonne más contumaz. Apartará sus botas, calzará de nuevo sus Clarks y la ausencia de su mujer se hará más presente si cabe. Su escala de «tocada de cojones» permanecerá intacta (ver reseña La pista negra)

En esta novela la trama se compone de tres historias que se entrecruzan. En la primera, una mujer aparece ahorcada en su casa. Inicialmente se piensa que ha sido un suicidio, posteriormente Schiavonne descubrirá por un detalle que se le pasó que se trata de un asesinato.

«La voz del subjefe pareció salir de lo más profundo de su pecho, un gorjeo siniestro y lejano como el trueno que anuncia la tempestad. «Significa que no es un suicidio. Significa que tengo que dar el callo y significa ¡una serie de tocada de cojones estratosféricas que ni te imaginas!. Fumagalli asintió»

En la segunda historia, dos agentes, a los que Schiavonne que había alejado porque su inoperancia le sacaba de quicio caso, salen malparados en un dispositivo nocturno de control de drogas:

«Dime Ítalo. Aunque no era Ítalo, era Caterina. -Jefe, siento interrumpirle la fiesta… Pero Deruta y D´Intino.

-¿Se puede saber qué ha pasado?

-D´Intino ha acabado en el hospital. Deruta está aquí, en la jefatura.

-Pero ¿se puede saber qué ha pasado?

-Han tenido un altercado.»

La fiesta que interrumpe Caterina es el cumpleaños de Nora, la amante de Schiavonne por mucho que ella quiera ser su pareja. En La costilla de Adán esta relación tendrá un giro que no será sorpresivo.

En la tercera historia de la trama, el mismo violador que provocó la reacción de Schiavonne y el castigo del destierro de Roma a Aosta vuelve a actuar. Schiavonne decide volver a tomar cartas en el asunto y asegurarse de que no vuelva a cometer ningún crimen más. En Roma, visitará la que fue su casa y la tumba de su mujer y tendrá un encuentro en el cementerio que le arrastrará aún más al pasado.

Antonio Manzini en La costilla de Adán mantiene y profundiza en la personalidad de Schiavonne: testarudo, maleducado, fumador de marihuana a primera hora de la mañana, egoísta, egocéntrico y con un sentido de la justicia que lo convierte en justiciero. La voz de la conciencia de su esposa:

«-¿Qué haces aquí? -Le pregunto-.Disfrutar de la puesta de sol.

-No se ve. Está todo tapado.

-Ten fe. Es una ciudad fría. Pero bonita.

-Sí. Es bonita.

-No eres juez. Nunca había sido tan directa.

-Lo sé. No lo soy.

-No puedes hacer siempre las cosas a tu manera»

Y así es: Schiavonne hará las cosas a su manera, lo que le granjeará por partes iguales simpatías y recelos. No admite medias tintas.

Por último, como curiosidad, pese a la seriedad del trasfondo y la violencia explícita e implícita, Manzini también hará guiños a los lectores con sus pequeños homenajes a Allan Poe y Sherlock Holmes y no faltaran sus toques de humor (negro).

Loading

Suscríbete a Inmisericordes
Si quieres estar al día de mis publicaciones, no tienes más que suscribirte
Tu dirección de correo electrónico no será cedida o vendida a terceros*. No SPAM

Otras entradas

Cinco curiosidades sobre Andrea Camilleri que quizás desconocías

Andrea Camilleri siempre publicó con la misma editorial palermitana: Sellerio, actualmente la novena por nivel de facturación en Italia. Sin embargo, la editorial atravesaba un momento económico muy delicado en los años noventa. Las dos primeras novelas de Camilleri con Montalbano como protagonista tuvieron un éxito discreto (5000 ejemplares de ventas).

Leer más »

«Ritos de muerte» – Alicia Giménez Bartlett (1996)

Alicia Giménez Bartlett comenzó con esta novela la exitosa serie de la inspectora Petra Delicado. La inspectora recuerda ese «año lleno de acontecimientos. Estrené la nueva casa, una vida independiente y las circunstancias, más que el destino, hicieron que me fuera encomendado mi primer caso y que, consecuentemente, entre nieves

Leer más »

¿Quién inspiró a Simenon el comisario Maigret?

George Simenon, a bordo de su l’Ostrogoth, había salido de París con destino a North Cape (Noruega) cuando una rotura le obligó a detenerse en el puerto holandés de Delfzjil. Allí pasó cuatro o cinco días mientras le calafateaban su embarcación. Uno de esos días, en una mesa del café

Leer más »
Confirmado: La página tiene cookies. Si continúa la navegación, acepta su uso    Ver Política de cookies
Privacidad