Con veintidós años, el célebre autor de los casos de Montalbano terminó de escribir una obra de teatro, Juicio a medianoche, y la envió a un concurso presidido por el crítico y director de la Academia de Arte Dramático: Silvio D´Amico. Camilleri ganó el premio ex-aequo. En el camino de vuelta de Florencia releyó la obra. Nada satisfecho, le pareció una mala copia de Sartre (en sus palabras «una mierda»*) la arrojó por la ventana del tren.
Unos meses más tarde, Camilleri recibió una carta de Silvio D´Amico en la que le invitaba a participar en el concurso de director de la Academia Nacional de Arte Dramático en Roma. No se lo pensó dos veces y Camilleri, tras prepararse concienzudamente, se presentó al examen. Delante de él estaba el «inquisidor elegantísimo» Orazio Costa. Después de dos horas y media de examen, recibió un jarro de agua de fría en forma de comentario: «Que sepa que no comparto ninguna de las cosas que ha dicho» Camilleri se levantó, dio las gracias y abandonó la sala.
Para aprovechar su estancia en Roma y alargar el poco dinero que le quedaba, dejó el hotel y se fue a casa de un primo. El día antes de volverse a Sicilia, pasó por el hotel y se encontró con tres telegramas de su padre. «Has sido admitido en la Academia con la máxima beca de estudio». Fue leerlo y salir corriendo a la Academia. Habían comenzado las clases cinco días atrás. El bedel, al verle entrar sin respiración, le preguntó qué quería. Él le explicó que había sido admitido y que se llamaba Camilleri. «¿Y te presentas ahora?». Camilleri le preguntó por la aula de Orazio Costa y se sorprendió cuando le dijo que Orazio Costa no estaba. No daba lecciones. Había escogido a Camilleri entre treinta alumnos y sin nadie a quien enseñar… Llamaron al profesor por teléfono y apareció un cuarto de hora después. Orazio Costa preguntó a Camilleri «¿Por qué te presentas tan tarde?» Camilleri le recordó lo que le había dicho al terminar el examen, que no compartía ni una palabra de lo que había expuesto. Orazio Costa le replicó «Caro, no compartir no significa no apreciar. Tus ideas son inteligentes, yo no las comparto, eso es todo».
Camilleri trabajaría en la Academia durante treinta años. Gracias a esta experiencia fue productor de la serie El comisario Maigret. Allí aprendería los mecanismos, «el arte» de la novela policíaca y el resto es historia. Camilleri nunca olvidará a Orazio Costa. En La excursión a Tíndari o El olor de la noche, de la serie del comisario Montalbano, se puede leer la dedicatoria: «A Orazio Costa, mio maestro e amico».
*Fuentes