El libro de Michael Eaton nos muestra los entresijos de «Chinatown»: Su historia, la trama, las escenas y el análisis de las mismas. Recomendable para los amantes del cine y de la literatura. Especialmente porque, de los once óscars a los que optaba la película en 1974, solo ganó el de «Mejor Guion original». Su autor: Robert Towne. Aunque, todo sea dicho, competía con  la segunda parte de «El Padrino» de Francis Ford Coppola, que se llevó la mayor parte de los premios.

Todo comenzó cuando el productor, Robert Evans, apostó por el proyecto y por el director: Roman Polanski. A pesar de que no empezó con buen pie, cuando le preguntó por el título a Robert Towne y no entendió nada (lo reconocería en sus memorias).

– ¿Cómo se llama?

– «Chinatown»

– ¿Qué tiene que ver? ¿Quieres decir que está ambientada en Chinatown?

– No. «Chinatown» es un estado mental. El jodido estado mental de Jake Gittes.

– «Ya veo», dije, sin ver nada.

El origen del título de «Chinatown» surgió en una conversación que tuvo el guionista con un policía de origen húngaro que había trabajado en Chinatown y al que Robert Towne iba a comprarle un perro pastor. «Tú no sabes quién es un ladrón y quién no. Así que en Chinatown se dice: sólo no hagas absolutamente nada»

Estamos en Los Ángeles, años 30, la ciudad se expande y necesita recursos hídricos. Hay que construir una presa y Hollis Mulwray, el ingeniero jefe de la empresa encargada del suministro de agua, se niega a hacerlo. Ese es el trasfondo social y político, inspirado en hechos reales. Jake Gittes, detective privado, es contratado por la señora Mulwray para confirmar la infidelidad de su marido, precisamente el mismo ingeniero jefe. Como siempre, nada será lo que parece, ni si quiera la supuesta «femme fatale» y Jake Gittes seguirá hasta el final para desentrañar el misterio en una aureola de tragedia griega. No quiero desvelar los giros en la trama, ni destripar la película. Por ello, únicamente señalaré que el desenlace no fue el inicialmente previsto por el autor. Él quería que los malos pagasen y el bien triunfase, pero se impuso la visión trágica de Polanski con el apoyo de Evans. No hay que olvidar que cinco años atrás la esposa de Polanski, Sharon Tate, y tres amigos habían sido asesinados por la banda de Charles Mason, tampoco que Los Ángeles no era su ciudad predilecta («No hay una ciudad más hermosa en el mundo… siempre que se vea de noche y a distancia») Así que la película concluirá con el famoso «Olvídalo, Jake, es Chinatown».

El guion, que se puede leer como una novela o una obra de teatro, fue escrito pensando en Jack Nicholson en el papel principal y tiene mucho de su personalidad. De hecho, pese a estar ambientado en los años del hard boiled, apenas tiene influencias del detective clásico de Chandler o Hammett. Es un detective con cierto glamour, un punto insolente, de formas correctas y que siempre sale mal parado en las peleas (en una casi pierde la nariz, otra escena mítica para la historia del cine, con cameo de Polanski incluido) Los diálogos, como buen guionista, definen a los personajes:

– Evelyn Mulwray: «Hollis piensa que es un hombre inocente»

– Jake Gittes: «Bueno, me han acusado de muchas cosas antes, pero señora Mulwray, nunca de eso»

Las acciones de Jake Gittes parecen haber sido inspiradas en las de uno de los primeros detectives: Edipo Rey. Comparten su deseo de llegar al fondo del asunto, ese avanzar sin reparar en lo que le insinúan o le alertan, sin percatarse de que sus indagaciones puedan desencadenar maldiciones y condenar a seres queridos.

La lectura del libro de Michael Eaton es tan recomendable, como rever (o ver) la película o leerse el guion. Si pueden, hagan las tres cosas en orden inverso.

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