Esta es la segunda entrega del jefe de sector en un barrio de Santa Clara: Leo Martín. El argumento es sencillo: Nuestro protagonista ha de investigar la muerte de Maikel y un posible contrabando de gafas de sol. La historia comienza en un domingo que le «ronca los cojones», como en su primera novela «Que en vez de infierno, tengas gloria». Ese domingo «estoy sediento, tengo calor, tengo cara de mierda, me estoy cagando en mi madre y en la hora en que me metí a policía».

Leo Martín conoce ese barrio de Santa Clara porque se crio en él, sabe quien comete cada ilegalidad y el pasado de cada uno. Es una Cuba en miniatura, una Cuba oficial y una Cuba real donde todos se conocen y todos fingen o, sencillamente, miran para otro lado.

En ese barrio de Santa Clara, Lorenzo Lunar hace un canto a la vida, a la amistad, a la familia y denuncia cómo cada uno de sus habitantes lucha por hacerse un hueco o adaptarse a un sistema que se sabe fallido.

«Se llama René González Pompa. Nació en la ciudad de Holguín, allá en Oriente. Y por eso todos le dicen en el barrio La Palestina, pues palestinos se les llama a los miles de orientales que han dejado su provincia natal buscando mejor vida, o mejores condiciones para delinquir» La mirada de Leo Martin es una mirada que sacude, inmisericorde: «Los eufemismos están de moda: a los desempleados se les dice desvinculados laborales; a las putas, jineteras; robar es resolver; y ser maricón es tener un problemita».

Leo Martín, separado y temeroso de perder a su hija, por no poder darle todo lo que le da su padrastro, continua con su relación intermitente con Luisa. «Y es que un policía solo tiene dos cosas que ofrecerle a una mujer: miedo y soledad» También se deja tentar por una prostituta, Mayita, con la que se cruzará «con su sonrisa de villana, con su carita de puta, con todo su cuerpo de hembra sabrosa… de fruta sabrosa… de puta… de fruta… de hija de puta».

Lorenzo Lunar retoma personajes de su primera novela, pero si no la ha leído o no la encuentra, no se preocupe, puede empezar por esta. Seguro que, después de leer «La vida es un tango», leerá «Que en vez de infierno, encuentres gloria». Lorenzo Lunar es un escritor de novela negra, de los de verdad: con su prosa cruda, políticamente incorrecto, con su crítica social y política y el reflejo de las glorias y miserias de la gente.

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