Fred Vargas presentó el primer caso del comisario Adamsberg y obtuvo el «Prix de polar de la ville de Saint-Nazaire». Es una novela enigma, con un Sherlock Holmes en el papel de comisario y un Watson como su segundo, Danglard. Sin embargo, Fred Vargas va más allá. Pone al mismo nivel los dos investigadores, pero desde perspectivas distintas. Adamsberg es pura intuición y Danglard apegado a los hechos y las pruebas. En el pasado Danglard había creído que una joven era culpable. Consiguió condenarla a prisión tres años para descubrir, unos días después de su suicidio en la celda, que era inocente.
¿En qué caso participan estos dos policías?
En París aparecen de madrugada unos círculos azules que contienen diferentes objetos, desechos: un mechero, la cabeza de una muñeca de plástico, un tornillo, una paloma muerta, un corcho… y una frase escrita en tiza: «Víctor, mala suerte, ¿qué haces fuera?» Danglard ve en esos actos a un maniático. Adamsberg intuye que habrá un asesinato tarde o temprano y recorta pacientemente todas las noticias de la prensa que han bautizado al autor como «el hombre de los círculos azules»… No errará: su primera víctima será una mujer degollada. Luego se sucederán más crímenes.
Fred Vargas crea unos personajes únicos, excepcionales. Un ciego enfadado con el mundo, una especialista en peces abisales que tiene como pasatiempo seguir a personas y registrar sus movimientos e impresiones en cuadernos y una anciana que, tras una decepción amorosa, busca su media naranja en las respuestas a los anuncios que publica en periódicos.
Como novela enigma predominan las reflexiones, las descripciones y el análisis psicológico sobre la acción. Los diálogos nos descubrirán nuevas facetas y giros en la trama. Y, atentos, porque Fred Vargas nos dará las pistas para descubrir el asesino. No hay finales tramposos y sí un comisario atípico, feo, mal vestido, original que invita a seguir sus siguientes casos.