El gran Paco Camarasa afirma en «Sangre en los estantes» que, al terminar de leer esta novela, «conocemos algo más del lado oscuro… de nosotros mismos» y es que esta novela es una novela negra, negra. Contiene escenas desagradables, crudas hasta la repulsión. No solo por las acciones del protagonista, sino también por sus pensamientos a los que tenemos acceso directo por estar narrado en primera persona y en diálogo directo con el lector. El protagonista es machista, misógino, putero, sádico, amoral, nihilista y un gran cínico. Su objetivo en la vida es «vivir la gran vida», para ello simplemente ha planeado robar tres bancos y una joyería en una semana. Justificación:
«Que yo sepa, en esta vida solo hay tres formas de hacerse rico. A saber: 1) Que le toque a uno la lotería o cualquier otro juego; 2) Teniendo una empresa y explotando a la gente a base de bien, y 3) Atracando bancos u otros sitios donde hay pasta (…) De las tres opciones, dos se caían por su propio peso. Yo no tenía ninguna empresa y, tampoco era plan ponerse a rellenar quinielas como un descosido»
Y si hay que matar, se mata, y si se le pone a tiro una mujer que le atraiga (raro es la que no lo hace), se lanza a por ella sin importarle lo que piense o ella le diga. Él casi siempre se guía por satisfacer inmediatamente su deseo sexual, aunque en más de una ocasión se frustre. Hay espacio para el humor negro y la autoparodia.
«Una vez que se ha tomado una decisión hay que mantenerla. ¿No les parece? ¿O también ustedes son de los chaqueteros que lo mismo hacen a pelo que a pluma? Ya me barruntaba yo que olían a chamusquina…»
¿Cuál es el mérito de la novela? Pérez Merinero crea un personaje odioso, coherente en sus contradicciones internas. Además, con un lenguaje aparentemente sencillo y soez y un ritmo vertiginoso, nos enfrenta a una visión radicalmente diferente de la vida, de la sociedad. Por ejemplo, al comienzo de la historia el protagonista lee en el periódico la semblanza del hombre al que ha asesinado, el periodista explica cómo la víctima había logrado «salir adelante a base de tesón y esfuerzo – vamos, a base de hacer el gilipollas trabajando más que un tonto»
Iremos conociendo parte de la vida del atracador según la va rememorando en las diferentes habitaciones de hotel en las que se aloja tras cada golpe. Trabajó de camarero en París hasta que se cruzó en su camino Legrand («un mito viviente», «el rey de los clubes nocturnos, de las apuestas clandestinas, del tráfico de divisas, de todo, de todo…») que le ofrecerá ser gerente de un local nocturno «Le Patin». Nuestro protagonista trabajará un temporada en el club y pasará diecisiete meses en prisión, como cabeza de turco y agradecido a Legrand por la oportunidad laboral. Expulsado de Francia, volverá a España donde se replanteará su vida. «Un buen día lo ves claro, se te inflan los cojones y dices: «Hasta aquí llegué». Se acabó, tarifo. En una palabra: borrón y cuenta nueva» Y ya saben a la conclusión a la que llegó. ¿Y el resto del mundo?
«A mí que no me hablen de un futuro mejor para la Humanidad. A mí la Humanidad me la trae más floja que una gallina en pelota. Aquí no hay más Humanidad que mis dos cojones y mi palito».
No le falta un toque de Bukowski o de Henry Miller.
Por último, como curiosidad Carlos Pérez Merinero, aparte de novelista, también fue guionista. En 1991, fue nominado al Goya por ser el autor del guion de la película «Amantes», dirigida por Vicente Aranda.