Esta novela es el segundo caso de la detective Sonia Ruiz. Es una interesante apuesta de la editorial Menoscuarto, dentro de la colección «SeisDoble». Cada uno de los casos está a cargo de un escritor diferente y debe guardar el hilo conductor de las creaciones anteriores. Obviamente cada uno con su estilo y el de Andreu Martín es inconfundible. Nadie como un maestro como él para jugar con las reglas de la novela negra, saltárselas, retorcerlas y hacernos sonreír. Así, el malo malísimo, el villano es un jefe de unidad del CNI, orgulloso de ser de «las cloacas», cleptómano, «con edad ya para jubiliarse» y que «estaba como una chota».
Hay dos tramas paralelas: la de la detective Sonia que ha de fotografiar a un maltratador y adúltero «mientras él esté chingando» y la de Pau, empleado en el CNI, que graba a su jefe de unidad cometiendo un delito. Pau es un antiguo colaborador de Sonia y su actual compañero de piso. Pau siente por ella una atracción sexual inconfesada y por inconfesada, no sabrá que es recíproca.
La detective tendrá escenas rocambolescas, algunas inspiradas en el cine de acción que Andreu parodia a la vez que salva a su protagonista. «Se asomó a la calle, esperando ver una de esas escaleras de incendios tan oportunas en las películas, pero no vio ninguna»
Pau se sabrá en peligro y los dos compañeros de piso, como dos superhéroes anónimos, se mentirán hablando de lo aburrido y tranquilo que es su trabajo cuando coinciden en la casa.
Las dos tramas se irán cruzando y encajando gracias a todos los resortes que el maestro Andreu ha ido preparando a lo largo de los capítulos a ritmo trepidante. Tan trepidante que, a veces uno tiene la impresión de estar leyendo una novela gráfica con diálogos desternillantes, situaciones por momentos absurdas y personajes descritos en unas pocas palabras efectivas («El marido, en la foto, era una especie de cromañón embrutecido») o una acción que les condena, como la del inspector Palacín.
Una novela breve, que se lee del tirón, escrita con esa aparente sencillez, tan difícil de lograr, y que te dejará una sonrisa en los labios, pese a tocar temas como el maltrato o la corrupción en los servicios secretos.