Sam Spade, detective privado, recibe el encargo de buscar a Corinne, la hermana pequeña de una atractiva mujer que se hace llamar Miss Wonderly. Según le informa, se ha fugado con un hombre mayor, un tal Floyd Thursby, con quien ella se citará esa noche. Durante la entrevista irrumpe su compañero y socio, Miles Archer. Este, claramente atraído por Miss Wonderly, se ofrece voluntario a vigilar a Floyd Thursby durante su encuentro y seguirle hasta su hermana pequeña. De madrugada despiertan a Sam Spade. Su compañero ha sido asesinado. Él mismo es sospechoso del crimen porque tenía una aventura con Iva, la mujer de su socio, y una mala relación con el teniente Dundy que investiga el caso. Nuestro detective tirará del hilo empezando por Miss Wonderly que se llamará en realidad Miss O ´Shaughnessy y a quien no creyó desde el principio, como le revela, «creyó sus doscientos dólares».
El lector irá acompañando al detective en todas sus pesquisas. El narrador omnisciente nos describirá las escenas y los personajes a través de las miradas, el color de los ojos, la tonalidad de su voz y sus diálogos de guion de cine. Por cierto, para los que hayan visto la película, no se deben perder esta obra. El Sam Spade de la novela es más duro, cínico, desconfiado, desagradable que el Sam Spade de Humphrey Bogart. Los dos saben las reglas del juego de la vida y de la justicia, pero en la novela nuestro detective tiene tintes más sombríos y manipuladores.
La película sigue la trama casi al milímetro, aunque hay una gran diferencia en la revelación del origen del halcón maltés. En la película se explica al principio, en los títulos de crédito y en la novela en el último tercio, lo que añade más tensión al relato.
Por último, la famosa respuesta de Humphrey Bogart cuando le preguntan de qué está hecha la estatua del halcón «Del material que están hecho los sueños» (una paráfrasis del parlamento de Próspero en «La Tempestad» de Shakespeare) no aparece en la novela. Fue una idea de John Huston. No todo es perfecto.